Vacaciones con mis Amigos

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-La que nos arruina el negocio sos vos, Marianita.

A continuación comenzó a fotografiarme, no sólo apuntaba a mis pechos sino que también intentaba tomar buenos planos de mis piernas, en vano yo intentaba cubrirme, me sentía como una vedette acosada por los paparazzi. Lo cierto es que estábamos pasando un gran momento, nuestras risas eran sinceras y se hacían algunos chistes un tanto subidos de tono, especialmente referidos al tamaño de mis pechos. Me pregunté si mis amigos me habían visto con otros ojos alguna vez, pero no era momento de pensar esas cosas, no quería arruinar la diversión poniéndome pudorosa. Para este momento ya nadie se ponía a pensar en el robo que nos dejó casi sin nada. Mientras luchaba contra la cámara no pude dejar de mirar el marcado y erecto bulto de los chicos. Se me hacía tan extraño verlos en ese estado. Alguna vez me habían dado detalles de sus experiencias sexuales e intercambiábamos opiniones, pero lo cierto es que cuando me contaban esas cosas no los imaginaba con los penes parados ni tampoco imaginaba que estuvieran tan bien dotados.

-Bueno basta de fotos --dije sin sonar muy autoritaria.

-No seas mala Marianita --me recriminó Fede- con lo lindas que estaban saliendo las fotos.

- Si, pero a la única que se le ve todo es a mí -me defendí-- ustedes están ahí sentados muy tranquilos, apuntando al techo, no sé por qué motivo --dije refiriéndome a sus marcadas erecciones- ¿en quién estarán pensando?

-No es que estemos pensando en alguien --Iván con su tranquila voz intentaba aclarar la situación- vos podrás ser como una hermanita para nosotros, pero un culo es un culo. Tetas son tetas. Esto no es más que una reacción natural --dijo apretando su verga con una mano por arriba de la tela del bóxer.

Lo miré boquiabierta con las cejas arqueadas, eso fue muy impactante, un involuntario morbo se apoderó de mí, él tenía razón, la reacción era incontrolable, por más que yo supiera que se trataba del pene de mi amigo, era un pene al fin y al cabo y debía ser muy cuidadosa, pero me costaba contradecir a mi inmensa curiosidad.

-Ustedes también se tienen que sacar más fotos, es lo justo --increpé.

-Bueno, un par de fotitos más y después podes nos sacás algunas, de la forma en que quieras -sugirió Iván.

Medité la idea unos segundos, a esta altura ya no me molestaba que ellos vieran un poquito más de mi anatomía y debía admitir que me intrigaba ver qué cara pondrían, también era buena la idea de que yo pueda tomarles fotos.

Me puse de rodillas en la cama y accedí a la propuesta, para demostrárselos levanté la remera roja hasta por encima de mi ombligo. En mi pubis reinaban los pelitos negros y la tanga luchaba por tapar mi zona más delicada. Fede reaccionó al instante y comenzó a fotografiarme. El lente de la cámara apuntaba directamente hacia mi vello púbico. Me pregunté cuál sería el objeto de tener fotos de este tipo pero supuse que no era más que un juego para pasar el rato.

Sabía que la pequeña tanga se encargaba de dar una imagen bastante explícita de mi intimidad, pero me sorprendí un poco cuando miré hacia abajo y noté que la división de mis labios vaginales se marcaba mucho bajo la apretada tela.

-Ahora date vuelta --me pidió Federico- a ver si el zoom de la cámara encuentra tu cola.

-¿Cómo encuentra, qué estás insinuando? --Aparenté estar molesta- yo tengo buena cola.

-Y yo tengo una novia que es modelo --se burló el fotógrafo- pero ahora tenemos que conformarnos con esta... ¿modelo?

-Vas a ver que tengo mejor cola que tu novia imaginaria.

Bajé de la cama y me paré dándole la espalda. Junté un poco de coraje y me incliné hacia adelante dejando las piernas levemente separadas. Escuché a Iván diciendo que iba a ser difícil sacar una foto buena de eso y tuve que controlarme para no mandarlo a la mierda ida y vuelta. Me agaché un poco más intentando que mi trasero se inflara milagrosamente.

Cuando miré estas últimas fotografías supe que no fue tan buena idea colocarme en esa posición, la imagen era muy explícita, más de lo que yo quería. Mi cola, parecía enorme tomada en primer plano, pero no me alegré mucho por eso ya que las nalgas habían quedado algo separadas y en el centro se podía ver una delgada línea blanca que formaba la tanga entre ellas, pero el asombro no terminaba allí, mi vulva estaba muy apretada por la escasa tela y se marcaba de una forma muy evidente. Grotescos pelitos negros se asomaban por los costados y lo peor de todo era esa mancha de humedad justo en el centro.

-¿No me vas a decir que te hiciste pis? --se burló Federico mirando la foto por encima de mi hombro.

Por lo general las bromas de mi amigo no me afectaban en lo más mínimo, pero ésta en particular me disgustó bastante. Me molestó mucho que ellos se rían de algo que yo no podía controlar. Me senté en la cama con el ceño fruncido y seguí pasando las fotos por la pantalla de la cámara. Estaba enfadada y avergonzada.

-Para colmo no tenemos nada de ropa interior femenina...

-Basta Fede --lo interrumpió Iván- ¿no ves que la hiciste enojar? --Yo estaba al borde de las lágrimas pero era por contener la bronca y no insultar a mi amigo- no te pongas mal Marianita, vos sabés como es Fede, tiene la lengua más rápida que el cerebro. De hecho, cualquier cosa es más rápido que su cerebro --me hizo sonreír- Te mojaste ¿y qué? ¿Qué tendríamos que decir nosotros? Mirá como estamos --se sentó a mi lado señalando su imponente erección, miré a Fede y él estaba igual.

-Podrá tener poco cerebro pero tiene un aparato que muchos envidiarían --dije para demostrar que mi enojo se estaba disipando- pero vos no tenés nada que envidiarle Ivancito --al mirar su bulto una vez más sentí un intenso calor en mi entrepierna, seguramente eso humedecería más mi tanga- ahora les toca a ustedes posar para la foto --no quería que la velada se arruinara por una simple discusión.

Cuando apunté la cámara hacia Fede éste se arrodilló en la cama, su garrote quedó tan cerca de mí que me temblaron un poco las manos cuando tomé la primera foto. Me sentía extraña rodeada por semejantes bultos y más aun sabiendo que eran los de mis mejores amigos. Sentí un extraño hormigueo en la boca del estómago cuando giré para capturar el pene de Iván, él se había acostado boca arriba dejando las piernas colgando del borde de la cama y su erección apuntando al techo más directo que nunca. Noté que en el centro de su ropa interior había una abertura por la que su pene podría salir, automáticamente acerqué mi mano, ni siquiera pensaba en lo que hacía.

-Ah no, si querés ver más tenés que mostrar vos primero --me detuve en seco al escuchar su voz.

-¿No mostré suficiente ya?

-Todavía no tenemos ninguna foto de tus melones --acotó Fede.

-Ni la van a tener --aseguré.

-Entonces no hay más fotos --sentenció Iván.

No sé para qué quería yo fotografías de esos penes, pero en este momento la curiosidad era lo que direccionaba mis acciones.

-¿Solo con una foto de mis tetas ustedes se animan a mostrarla?

-Si sale bien, sí.

-¿Y para qué quieren ustedes una foto de mis tetas?

-Para venderla, como te dijimos antes --me recordó Fede. No creía que fueran capaces de venderla pero también sabía que a ellos les había picado el bichito de la curiosidad.

-Bueno, hagamos una cosa, yo las muestro por un ratito y si llegan a sacar la foto o no, es problema de ustedes.

El desafío les pareció buena idea, me puse de pie junto a la cama una vez más e Iván era el encargado de tomar la foto. Sostuve mi remera por la parte de abajo.

-A la cuenta de tres --avisé- ¡Uno! --levanté de un golpe la remera y mis grandes pechos saltaron como globos llenos de agua, el flash de la cámara me encandiló y demoré más de lo previsto en cubrirme otra vez- ¡maldito! Pensé que no ibas a poder --me quejé entre risas.

Iván me mostró la pantalla de la cámara y allí estaba yo, con mi cabello negro totalmente revuelto y una sonrisa en la cara, debajo se podían ver perfectamente bien mis grandes tetas con pezones oscuros y bien definidos.

-Bueno ya tienen la foto --no quería pensar mucho en eso- ahora lo prometido.

Me acerqué al bulto de Iván, utilizando sólo la punta de mis dedos tiré hacia un lado la tela del bóxer, la punta de su pene apareció por la abertura que tenía en el centro. Supuse que ésta sería muy útil para hacer pis sin bajarlo. Tiré otra vez de la tela y apareció todo. Quedé estupefacta, en mi inconsciente no esperaba ver algo tan explícito ¿Acaso creía que me encontraría con un pene de plástico? La realidad era mucho más intensa que mi pobre imaginación. El miembro era grande y venoso, algo más oscuro que el resto de la piel de mi amigo, parecía a punto de estallar. El glande estaba fuera del prepucio como señal inequívoca de excitación y virilidad. Se me hizo un nudo en la garganta.

Intentando aparentar normalidad tomé una foto que capturó la mitad inferior de su cuerpo. Para tener un plano más cercano me arrodillé en la cama a su lado. Él miró directamente hacia mi entrepierna y su pene dio una leve sacudida. Procuré mantener mi serena actitud de fotógrafa, me extrañó no ver rastros de pelitos en todo el largo de su venoso tronco.

Acalorada y un tanto aturdida volteé hacia Fede, era su turno de mostrarnos cuánto calzaba. Esperé a que bajara su ropa interior pero permaneció de rodillas a mi lado apuntándome con su miembro. Supe que debía ser yo quien liberara esa serpiente erecta. Su bóxer no poseía abertura por lo cual tuve que bajarla tirando desde el elástico. Su pene saltó como un resorte y aparté rápido mi mano. Tuve que reírme para quitarle un poco de tensión a la situación. Me esforcé por mantener la sonrisa mientras fotografiaba su aparato.

-Definitivamente esto me lo van a agradecer mis amigas --dije mirando las fotos que había tomado.

-¿De verdad pensás mostrárselas? --pregunté Fede.

-¿Por qué no? Ellas me han mostrado cada foto, ninguna es muy santita que digamos, con decir que la más ubicada soy yo.

-Ah bueno, tampoco exageres --dijo Iván.

-¡No exagero che!

Ellos conocían a mis parejas anteriores y sabían muy bien que yo no era una chica muy promiscua, un tanto salvaje en la cama, tal vez, pero no andaba con el primero que se me cruzara por el camino. También era cierto que algunas de mis amigas eran de "bombacha fácil" como les decía yo. Un par de ellas hasta presumían haber participado en tríos. Como algunas no creímos en sus historias dijimos que debíamos llevar pruebas sobre lo ocurrido. Hubo quienes se lo tomaron bastante a pecho y nos mostraron fotos y videos bastante subidos de tono, con los cuales me cachondeé un poco, no porque estuvieran mis amigas, sino por las escenas que esas imágenes representaban. Eso me dio una nueva idea.

-Quiero que mis amigas sepan que yo tomé las fotos.

-¿Y cómo pensás hacerlo?

Medité unos instantes mientras mi vista pasaba de un pene a otro, era la primera vez que veía dos juntos en vivo y en directo y me sentía bastante abrumada. Para colmo Fede se la estaba agarrando con la mano como si intentara acogotar una gallina.

-Cuando Fede se la suelte que se acueste al lado tuyo --sugerí.

-Dale Fede, dejá de pajearte, no seas degenerado.

-¡No me estoy pajeando! Es que se siente raro tenerla parada tanto tiempo.

Obedeció mis órdenes y se puso bocarriba a pocos centímetros de Iván. Me acosté entre medio de ellos dejando mi cabeza a la altura de esas grandes y duras vergas. El tenerlas tan cera provocó una nueva ola de calor en mi cuerpo. Involuntariamente llevé mi mano izquierda hasta mi entrepierna y rocé mi botoncito de placer por encima de la húmeda tela de la tanga. Fue como recibir una pequeña descarga eléctrica justo en esa zona. Intenté disimular mi estremecimiento y restarle importancia. Extendí mi brazo derecho levantando la cámara sobre mi rostro, las vergas giraron levemente hacia mí y pude ver los glandes apareciendo ante mis ojos, para no demorar más la situación, capturé la imagen procurando sonreír.

-Mis amigas se van a morir de la envidia cuando les muestre esto --dije sin moverme del lugar- pero si mi mamá ve la foto, me mata.

-Tu mamá te va a matar si ve cualquiera de todas las fotos que sacamos --Iván tenía razón- lo bueno es que en no se ven nuestras caras, porque si sabe quiénes somos, nos mata a nosotros también.

-Totalmente. Más aún si tenemos en cuenta el escándalo que armó cuando le dije que viajaría sola con ustedes. Ella no entiende la confianza que nos tenemos --esto lo demostrábamos estando prácticamente desnudos uno delante del otro.

El elástico de la tanga me incomodaba mucho, intenté bajarlo un poco para que no apretara tanto, más pelitos rebeldes quedaron a la vista, al levantar un poco mi cabeza para verlos, las vergas quedaron muy cerca de mi cara. Me quedé hipnotizada mirando la brillosa piel de esos glandes, como atraída por un imán me acerqué lentamente. De pronto el pene a mi izquierda dio una sacudida y tocó mi mejilla. Miré sobresaltada a Fede.

-¡Perdón! --Me dijo- fue sin querer.

-¿Eso pasa sólo o ustedes lo pueden hacer a voluntad? --me intrigaban esos pequeños espasmos.

-A veces pasa sin que uno lo controle --explicó Iván- pero es como tensar cualquier músculo, si lo hacés se mueve porque se pone más dura por unos segundos.

-¿De verdad --continué mirando de cerca esos juguetitos- a ver, hacelo --le pedí.

Iván tensó su pene y éste se sacudió quedando muy rígido por un corto lapso de tiempo, tal y como él lo dijo. Fede lo imitó, me causaba gracia verlos sacudiéndose de esa forma.

-Si estamos muy excitados queda así de dura por más tiempo --mi amigo era como una enciclopedia andante, siempre que tenía dudas él buscaba la mejor forma de responderme.

-¿A las mujeres se les pone duro algo? --preguntó Fede.

-Sí, el clítoris y los pezones. De hecho en este momento los tengo así

Levanté mi remera para mostrarles lo duro que estaban mis botoncitos. La areola que rodeaba a estos era de un tamaño considerable, pero acorde al tamaño de mis senos. Los tres nos sentamos en la cama, crucé las piernas y sentí que los penes rozaban contra mis muslos. Iván extendió su mano y dio un leve pellizco a mi pezón derecho, esto me provocó un pequeño espasmo. Me di cuenta que a estas alturas no era necesario mantener la remera puesta. Me la quité lentamente dejando mi torso desnudo y uno de mis amigos aprovechó para pellizcarme con fuerza el otro pezón mientras yo tenía los brazos levantados.

-¡Ay! Cuidado que duele --me quejé.

-Es que provoca apretarlas -me dijo Fede abarcando buena parte de mi pecho con su mano.

-No me importa si te provoca comértelas, eso no quiere decir que puedan hacerlo.

Tanto manoseo y roce me estaba afectando. Mi vagina estaba más caliente y húmeda que nunca. Si bien sabía que todo era un juego, no podía evitar sentirme extraña con toda esta situación. Nunca había estado en topless frente a ellos y mucho menos había permitido que tocaran mis tetas.

-Si de verdad le vas a mostrar esas fotos a tus amigas ¿nosotros recibimos algo a cambio? --hubiera jurado que esa pregunta venía de la boca de Fede de no haber sido porque escuché la voz de Iván.

-Ivancito, me extraña de vos --le reproché.

-Podré ser tu amigo pero también soy hombre, que no se te olvide --un escalofrío cruzó mi cuerpo al oír esas palabras, el ver su pene erecto apuntándome no ayudó mucho- al menos tenés que conseguirme algunas fotos subidas de tono de tus amigas.

-Ah sí --me tranquilicé mucho al saber que sólo pedía eso a cambio- eso te lo puedo conseguir apenas volvamos, en la compu tengo algunas fotos que te podrían interesar.

Si alguna de mis amigas me enviaba alguna foto erótica para presumir de sus andanzas, yo la guardaba. Bueno sí, a veces me toqueteaba mirándolas, pero no porque sean fotos de mujeres, sino porque en varias estaban acompañadas, muy bien acompañadas, pero ninguna consiguió fotografiarse con dos hombres a la vez, podía ser yo primera.

-Tenemos que sacar más fotos de los tres juntos --les dije.

- Se me ocurre una idea para una buena foto - sugirió Iván.

Colocó la cámara, apuntándola hacia nosotros, sobre una mesita y ajustó el temporizador. Los tres debíamos permanecer de rodillas en la cama, ellos se posicionaron uno a cada lado de mi cuerpecito, sus penes casi se tocaron frente a mí. Los rodeé con mis brazos sonriendo para la foto. Fede no tuvo mejor idea que agarrarme una teta y para colmo Iván lo imitó. Estuve a punto de quejarme pero faltaban apenas segundos para que el flash se disparara, justo antes de que lo hiciera sentí un pellizco en el pezón derecho. Una vez que la imagen quedó capturada para la posteridad, golpeé la mano de Iván por ser tan atrevido. Para ese entonces me tanguita no era más que un paño húmedo pegado a mi vagina.

-¿Te gustaría que yo te apriete la verga a ver si te agrada? --le dije a mi amigo quejándome por su actitud.

-No me dolería.

-¿Querés probar?

-No serías capaz.

La verdad es que al tener esos penes erectos ante mis ojos me provocaban tocarlos, pero no me animaba a hacerlo. Lo hice sólo porque me sentí desafiada, estiré el brazo hacia ese trozo de carne venoso y lo apreté fuerte entre mis dedos. No era la primera vez que agarraba una verga pero me sorprendió lo dura que estaba. A él pareció no importarle en lo más mínimo que yo ejerza presión sobre ella empleando casi toda la fuerza de mi mano.

-¿No te duele? --pregunté.

-Si está dura no duele cuando la apretás --mi mano no alcanzaba a rodear por completo su miembro, mi corazón latía deprisa, Fede aprovechó la oportunidad para tomarnos una foto.

Iván se colocó detrás de mí y me rodeó con sus brazos, ambos sonreímos a la cámara, mientras la cámara capturaba la imagen sentí la rigidez de su miembro entre mis nalgas. Me moví un poco incómoda intentando que la punta no se clavara entre ellas pero al parecer había quedado bien encajada. Esto me recordó a experiencias sexuales con mis antiguos novios. Intenté apartar esos recuerdos de mi cabeza porque éstos eran mis amigos y sólo estábamos jugando. Es como cuando uno juega a "La guerra de los sexos" con su grupo de amigos, a veces se dicen o hacen cosas que no se harían normalmente, pero no deja de ser un simple entretenimiento.

Los dedos de mi amigo sujetaron el elástico de mi diminuta tanga y tiraron de él hacia arriba, forzándola a entrar entre mis labios vaginales, éstos quedaron totalmente expuestos con una muy marcada división en el centro que me dolía un poco.

-¡Ay! ¿Por qué hiciste eso? --me quejé.

-A nosotros se nos ve todo --su glande rozó contra mi vulva- ¿te da vergüenza si a vos también se te ve?

-No es eso --en realidad si me avergonzaba- es que me dolió.

Fede no perdió el tiempo, apuntó la cámara hacia mi entrepierna y la fotografió al menos tres veces. Podía sentir el duro pene de mi otro amigo humedeciéndose con mis jugos vaginales, si el corazón se me había acelerado cuando lo agarré con la mano, ahora sentía que me iba a estallar en cualquier momento.

-Iván, dejá de arrimarme --me quejé una vez más-- no te olvides que soy tu amiga --solamente bromeaba con él pero también intentaba alejarlo un poco, ya que me estaba poniendo sumamente nerviosa.

-Podrás ser mi amiga, pero estás desnuda y te me ponés adelante sabiendo que la tengo parada --se defendió.

-¡Yo no me puse adelante, vos te pusiste atrás, que es diferente! Además, no estoy desnuda, todavía tengo puesta la tanga.

-Que no te tapa mucho que digamos.

-Eso es porque está gorda --bromeó Fede.

-Les digo que no estoy gorda, carajo. La tanga es demasiado chiquita, no es de mi talle.

La presión que ejercía la tela en mi delicada intimidad me estaba lastimando, no pude tolerarlo más, sin siquiera pensarlo la corrí hacia un lado dejando mi vagina completa ante los ojos de mis amigos, bueno en realidad sólo Fede podía verla, pero el peligro en este momento era Iván, quien seguía muy pegado a mí y su glande se frotaba peligrosamente entre mis viscosos labios. Froté mi adolorida almejita con la yema de mis dedos en un intento por disipar el dolor, pero sólo provocó más burlas por parte de mi bromista, y a veces molesto, amigo.