Entonces, ¿No Soy Una Vampira?

Vi un tick en su mandíbula, pero afortunadamente ya no estaba tan pálido. Su piel color chocolate se veía sana y bien, y deliciosa. Dios, ¡estaba hambrienta! ¿Por qué no había un puesto de hamburguesas en ese muelle, o un camión de comida merodeando cerca de la acera?

Intenté guardar mis pensamientos imprevisibles y rebeldes (lo que era un esfuerzo, creedme). Subí la mirada hacia sus ojos y jadeé al ver el color rojo en ellos. Di marcha atrás, pero él me agarró y me detuvo.

—No te haré daño —susurró vehementemente—, nunca te haría daño a ti.

Me estaba perdiendo algo, algo importante. Culpé al hecho de que había estado cerca de morir estrangulada y que por eso tenía un par de neuronas que estaban tardando en repararse—: ¿Quién la mató, Bane?

Ahí estaba de nuevo el tick—: Creo que... —Hizo una pausa y el tick se volvió más rápido—. Fuiste tú.

—¿Crees? —le grité mientras me levantaba del banco revolviéndome, olvidándome por completo de que estábamos en un sitio público.

—¿Discusión de pareja? —Casper sonrió de forma burlona mientras se dirigía hacia nosotros, llevando otro traje Armani con bastantes menos joyas.

Me di la vuelta hacia él y le señalé con el dedo. No estaba sorprendida exactamente de ver a un vampiro aquí. Después de todo, él había dicho que venía de camino. Intenté bajar la voz, pero me aseguré de que mi tono fuera bueno y acusatorio—: ¿Crees que yo maté a Ariel?

—¿Creer? —soltó con una carcajada—. Sé que lo hiciste.— Se acercó y frunció el ceño, mirando mis brazos—. ¿Eso es pelo?

Mire hacia abajo y vi cosas negras en mis brazos. Froté y me di unos restregones en la zona, pero me dolió. Intenté tirar de él, pero dolía mucho.

—Es vello —dijo Bane detrás de mí.

—¿Cómo la maté? —susurré enfadada mientras intentaba quitarme la cosa negra y peluda. Ella se había estado curando cuando le había escupido el ácido, y había estado gorgoteando cuando me desmayé.

—Veneno. —Casper se tocó el cuello, en el mismo sitio en el que Ariel me había mordido—. Creo que es tu sangre.

—No es su sangre. —Se puso a mi lado en un segundo mientras yo intentaba quitarme lo negro. El sabría que no era mi sangre, teniendo en cuenta que la había tomado la noche anterior. Estaba sorprendida de no tener anemia.

—¿Dónde está su cuerpo? Quiero verlo. —En realidad no quería verlo, pero una parte de mí necesitaba confirmar que yo había matado a alguien. Podía lidiar con que Bane hubiera matado a esa zorra, ¿pero con que la hubiera matado yo accidentalmente? Daba un poco la sensación de que me habían engañado.

No era un asesinato a sangre fría ni nada de eso, pero Ariel había intentado matarme. Saber que estaba muerta no me hacía daño; sabía que yo iba a dormir como un bebé. Era la parte del veneno que había aparecido accidentalmente lo que me hacía gracia. En cierto modo siempre había pensado que envenenar a alguien era una forma cobarde de matar. ¿Era efectivo? Sin duda. Pero también muy cobarde, como apuñalar a alguien por la espalda. Me habría gustado sacar un arma con balas de plata, o con lo que fuera que matara a los vampiros, apuntar presionando entre los ojos de Ariel y disparando. Ahí estaba esa vena viciosa de nuevo.

Casper soltó una risita como si aprobara mis pensamientos, y se encogió de hombros—: Nos hemos desecho del cuerpo.

Me volví hacia Bane y vi que estaba sonriéndome como si fuera el juguete más grande y más malo del mundo, y el único con el que él siempre hubiera querido jugar. Ninguno de los dos dijo que debería ser más femenina y adorable o que debería sentir compasión y esas tonterías. A ellos les gustaba esa naturaleza animal que había en mí, mis colmillos y garras legendarios y...

Dejé de tirar de la cosa negra de mi brazo mientras un horrible y brillante pensamiento se me vino a la cabeza. Las luces de la calle se encendieron y el muelle en el que estábamos se inundó de luces fluorescentes, pero todavía era fácil ver el cielo nocturno.

Había un par de familias en el muelle, pero nos ignoraron. Yo también las ignoré y dirigí mi cabeza hacia el cielo, buscando...buscando...¡premio!

Oh, dulce caramelo.

—¿Qué pasa? —preguntó Bane.

—¿Algo va mal? —dijo Casper.

Volví a mirarme el brazo, observando la cosa negra y peluda que había crecido rápido. No podía ser. No era posible, ¿verdad?

Me quedé mirando a Bane y a Casper, horrorizada y confundida—: Hay luna llena. —Dirigí mi dedo hacia el cielo mientras mi estómago rugía hambriento. En serio, si no había un restaurante cerca, iba a atacar a alguien— ¿Podría ser una mujer lobo?

Mi look "Se supone que no estoy sorprendida, pero estoy flipando" lo estaba petando. Bane se quedó boquiabierto mientras Casper se partía de risa y se inclinaba agarrándose ambos lados. Unas cuantas cabezas se giraron hacia nosotros y alguien murmuró—: Panda de idiotas.

Ahí estaba yo, en vaqueros y con una camiseta que olía a moho y sal, con la chaqueta de Bane cubriéndome mis brazos peluda. Mi marido vampiro estaba a mi izquierda, atrapado entre el misticismo y la incredulidad, vestido todo de negro, mientras Casper estaba a mi derecha, doblándose y partiéndose de risa y arrugando su traje caro.

Peaches: una hambrienta y asesina por accidente que escupe ácido, que puede leer la mente de los vampiros, que puede que tenga sangre venenosa, a la que le está creciendo pelo negro en los brazos y que podría ser potencialmente una mujer lobo. Suspiré fuerte y prolongadamente. Sip, eso sonaba a mi vida.

Agradecimientos

Gracias a James, de GoOnWrite.com por la alucinante trabajo con las portadas. Tardé un siglo en encontrar las portadas perfectas para Peaches y recorrí cielo y tierra. Fueron los labios, el color, lo que me hizo pensar: ¡Oh, eso es totalmente Peaches!

Gracias especialmente a Mary, la primera de mis lectoras beta, a Kira, a Raven, a Matthew, a Richard (por y para siempre) y a Nancy.

Sin embargo, no habría sido posible escribir estos libros sin mi madre. La mujer que me dio la vida y la que me aguanta incluso cuando estoy insoportable. Puede que yo haya parido este libro, pero ella estuvo ahí sujetando mi mano durante todo el proceso. Terrible metáfora, pero tú me conoces, mamá. Te quiero.

[1] Peach, cuyo plural es Peaches, significa melocotón en inglés.

[2] Hell Yeah, Fucking Right en español podría traducirse como "Dios, sí, jodidamente cierto".

[3] Red-Headed Slut es el nombre de un cóctel, que en español podría traducirse como "Prostituta de cabeza roja".

[4] La autora hace referencia al cóctel con alcohol Sex on the beach, que se traduce al español como "sexo en la playa".