Las Colegialas y Su Juguete Cap. 02

Historia Información
Un estudiante de secundaria es avergonzado por sus compañera.
1.2k palabras
4.29
2.6k
00

Parte 2 de la serie de 6 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 06/27/2020
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Ese día volví a casa y aunque quería odiar a las chicas por disfrutar de mi humillación constante no podía hacerlo. Quizá porque eran las únicas chicas con las que tenía una mínima relación, o mi pervertida mente sacaba algún placer de masturbarse frente a chicas de secundaria, o quizás simplemente estaban demasiado buenas como para que un beta patético como yo pudiera enojarse con ellas. Era obvio para mi desde un principio que, si no fuera por el extraño placer que obtienen de mis humillaciones, jamás podría relacionarme con mujeres tan hermosas. Fuera lo que fuera, esa noche busqué imágenes de las redes sociales de Carolina y me dispuse a hacerme una segunda paja.

Mientras me masturbaba furiosamente debajo de mis sabanas pensaba en el primer acercamiento que el grupo de chicas había tenido conmigo. Para esto habían usado a Abigail, una chica un poco más baja en estatura que yo, pero que cuando se acercaba su voluptuoso cuerpo me hacía sentir como un pequeño niño esperando ser amamantado. Abi sabia de los efectos que sus generosos dotes tenían en los hombres y no dudaba de usarlos a su favor. Irradiaba confianza y sensualidad allí donde fuera.

Como sea, ese día, Abigail se acercó a mí y me miro con sus ojos café, del mismo tono que su piel, aunque obviamente mantener contacto visual con alguien tan hermosa es prácticamente imposible para mí, por lo que baje mi vista a sus gruesos y sensuales labios. Abigail notó esto por supuesto, por lo que esbozo una pícara sonrisa. Quería preguntarme si podría ayudarla con uno de sus exámenes, mientras hablaba juntaba sus manos a la altura de su cintura y la presión de sus brazos resaltaba aún más sus ya increíbles tetas. Este espectáculo era demasiado para mí. Tartamudee una respuesta afirmativa y trate de irme a secar mi sudor y tratar de olvidar esos sentimientos impuros. Pero Abigail me detuvo con su mano y mencionó algo sobre un ejercicio sobre el que podía ayudarla ahora mismo, mientras decía esto había sacado un lápiz de su bolsillo y lo mordía sensualmente. Me indico que la acompañara a su banco, pero al darse dejo caer su lápiz al suelo.

- Ups, que torpe soy.

Luego de esto se inclinó sin doblar las rodillas, dándome una imagen de su gran y redondeado culo. Por Dios, era algo increíble, digno de ser nombrado una de las maravillas del mundo, probablemente no habría estudiante en toda la escuela, tal vez incluso los profesores, que no nombraría a ese culo como el mejor de la institución.

Sentí como la sangre se redireccionaba dentro de mí para darme una erección y como mis pensamientos se tornaban a una sola cosa: Masturbarse. Trate de irme, pero en ese momento Carolina y su sequito apareció frente a mí, ahora resultaba obvio que habían presenciado toda la escena con suma diversión. Sus miradas me hicieron sentir el hombre más pequeño del mundo y si no fuera porque había presenciado un de los mejores culos del mundo hace unos momentos mi pene se hubiera metido hacia adentro. Carolina habló.

- ¿A dónde vas tan apurado, putito? ¿Tenes algo que ocultar? ¿Algo que hacer?

- No, no... - dije tartamudeando, la sola presencia de todas esas hermosas chicas me hacía poner nervioso -- solo tengo que...

- No creo que tengas que hacer nada, nuestra amiga acá te pidió que la ayudes, que malo serias si no lo haces ¿No querés ser nuestro amigo y ayudarnos?

- Sí, sí, pero...

- Genial, entonces anda con Abi -- Carolina baja su mirada y sonríe maliciosamente -- ¿Pero que tenemos acá?

Era obvio que había notado mi erección, mi pene había formado una pequeña carpa en mis jeans.

- Ahora todo tiene sentido. Abi, parece que nuestro amigo tiene dificultades para mantener pensamientos limpios, sobre todo cuando vos estas cerca. Así es, putito, ya vimos como siempre le miras el culo.

Todas las chicas me miraban sonriendo, sabían que tenían un gran poder sobre mí. Carolina se acercó y me hablo.

- No podemos tener a un pervertido de amigo, así que vas a tener que pedirle perdón a Abi ¿Entendés? -- luego me dio unas suaves palmadas en mis ruborizadas mejillas.

- Eh...Sí

- Bien, dale entonces.

- Pe... perdón -- dije en balbuceos y tartamudeos-.

- No, putito, con eso no va a bastar. Tenes que hacer algo que demuestre que realmente estas arrepentido. Arrodíllate y bésale los pies.

Una ronda de risas siguió a este comentario. Mire a Carolina buscando piedad, pero ella era la única que no reía. Supe entonces que hablaba muy en serio.

- Rápido putito, no tenemos todo el día. Hacelo o vamos a tener que ir con la directora a contarle de tu comportamiento inapropiado.

Jamás iba a convencer a nadie de que una de ellas me acoso para lograr ponerme en este predicamento. Mire a Abigail quien solo se rio y señalo hacia su pie, el cual paro en punta. Totalmente derrotado me arrodille. Varias de las chicas se taparon la boca para reírse y otras murmuraban por lo bajo. Finalmente me acerque y bese el pie de Abi, mi rostro se tornó rojo y las risas aumentaron. Caro me dio otra orden.

- El otro también, putito. -- Cuando le bese el otro pie, sonrió y siguió hablando -- Muy bien, esclavo, ahora lame la suela.

Otra ronda de risas aumento mi vergüenza. Mire hacia arriba y Abigail solo me dedico otra sonrisa maliciosa para luego estirar su pie hacia mí.

- Dale putito. La Caro ya te dijo que hacer.

Di un largo lengüetazo a la suela, que provoco una exclamación de asco de parte de las muchachas seguidas de risa. Completamente humillado solo podía mirar el suelo. Carolina se acercó y se agacho para hablarme al oído con su siempre sensual voz.

- Muy bien, esclavo. Probablemente no lo viste, pero Mili estuvo grabando todo tu humillante espectáculo. Así que de ahora en más vas a tener que hacer todo lo que te ordenemos, si no querés un video tuyo lamiéndole los pies a una de tus compañeras con una erección en tus pantalones ¿Entendiste?

Sacudió mi cabello y se alejó con el resto de sus amigas riendo. De esto ya hacia una semana. Los días siguientes habían sido brutales y vergonzosos, Carolina se había asegurado de hacer que todo su grupo se sentara en la esquina trasera del salón, conmigo en el último banco junto a ella. Los días pasaban con ella haciéndome preguntas que sabía eran embarazosas, como si había perdido la virginidad (que obviamente no había hecho), qué me excitaba, cuales chicas me gustaban más, etc.

Hoy me había preguntado de qué tamaño era mi pene, mi rostro se puso rojo y Caro exclamo riendo que esa era toda la respuesta que necesitaba. Pero Paula decidió que no era suficiente y me ordeno que se los mostrara. Cuando todas terminaron de reírse y tomar fotos, Paula me ordeno masturbarme y el resto es historia.

Todo eso pasa por mi mente mientras me sacudo mi verga en posición fetal debajo de las sabanas. Pues, aunque con las constantes humillaciones y degradaciones, esto es lo más cercano que he tenido a una experiencia sexual con una mujer.

Pienso en Caro tocándome mis pezones mientras yo mismo los estrujo, y termino acabando en toda mi cama.

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